Sergi Escribano Ruiz es ingeniero agrónomo y codirector en Agencia AGROA. Vladimir Ugarte es antropólogo y consultor especializado en temas de participación e innovación ciudadana en Empodera Consultores. Desde 2016 ambos forman parte del equipo operativo de Commonspolis.
Una semana después de las inundaciones seguimos en estado de shock, con más de 200 personas muertas y aún 80 desaparecidas. Miles de casas han sido destruidas, seguimos sin metro, sin tren de cercanías, sin tren que conecte con el resto de ciudades del país, sin carreteras…
No es momento de análisis, seguimos centrados en ayudarnos en la limpieza de casas y calles, en la preparación de comidas calientes, en ayudar a nuestros vecinos a conseguir lo necesario para recuperar la normalidad.
Vuestros mensajes nos invitan a compartir, a pesar de las dificultades, algunas reflexiones sobre las causas y efectos de la catástrofe:
Entre las causas que han contribuido localmente a ampliar la tragedia identificamos:
URBANISMO: La construcción en zonas inundables (residencial o industrial) ha sido una política urbanística transversal a todos los gobiernos democráticos de nuestra región, ya sean estos de carácter progresista o conservador. La ausencia de presupuestos orientados a ejecutar planes ya diseñados de mejora de las cuencas afectadas para enfrentar grandes avenidas, es una realidad que nos debe interrogar sobre las prioridades en las políticas de infraestructuras.
MOVILIDAD DE LA CIUDADANÍA: Muchas personas murieron intentando recuperar el coche del que dependen para ir a trabajar, para acceder a la comida, para llevar a sus hijos al colegio… este sistema de movilidad no está adaptado y necesita ser revisado urgentemente.
VULNERABILIDAD DE LOS PROTOCOLOS: No tenemos antecedentes de lluvias de tal magnitud en tan poco tiempo en la región. No disponemos de infraestructuras ni protocolos de emergencia adaptados a la magnitud de los impactos del cambio climático. Esta situación no es una excepción, es un riesgo potencial para todos los territorios de Europa donde habitualmente nos sentimos seguros.
GOBERNANZA: No se ha tenido en cuenta la disponibilidad de datos científicos (previsiones meteorológicas, registros de caudales, etc.) para prevenir los efectos de las inundaciones, lo que da una idea del valor que los espacios políticos de derecha y extrema derecha dan a la ciencia. El resultado es un número de víctimas que podría haber sido menor. La acción del gobierno nacional (progresista) para activar recursos públicos para facilitar las tareas de limpieza y reconstrucción, que por fin empiezan a implementarse una semana después de la catástrofe, tampoco es ejemplar.
Entre los efectos de la catástrofe, nos gustaría destacar:
FRAGILIDAD DE INFRAESTRUCTURAS BÁSICAS (AGUA, SANEAMIENTO, TELECOMUNICACIONES): En las zonas más afectadas por la catástrofe, la población quedó aislada por falta de acceso a redes y conexiones. Esta situación es extrapolable a la red eléctrica, de agua potable o la red de saneamiento, fuertemente afectadas por las inundaciones.
ORGANIZACIÓN CIUDADANA: Su movilización y solidaridad han sido increíbles. Miles de personas, sobre todo jóvenes, se han organizado para limpiar casas y calles, preparar comidas, repartir productos de primera necesidad, dirigirse a las zonas con más difícil acceso… El movimiento de autoorganización también ha sido inédito y abre un espacio de esperanza para el futuro. Habrá mucho que recuperar y sistematizar de los cientos de experiencias de organización solidaria de la ciudadanía en el ámbito de la limpieza, la salud, la alimentación, la atención a los más vulnerables…
CAPILARIDAD DE LA AYUDA EN LOS PUEBLOS AFECTADOS: La capacidad de respuesta organizativa a nivel local ha sido clave. La ayuda ha sido impulsada desde los primeros diás por la autonomía de organizaciones de base que han acudido y siguen acudiendo a los lugares afectados. Ante la indispensable centralización de la ayuda de emergencia, es necesario además y por sobre todo reforzar la autonomía organizacional capaz de conectar con las organizaciones existentes directamente en los barrios. Tal como se ha mostrado con las centenas de personas y las decenas de organizaciones autónomas que se han movilizado para brindar ayuda, la eficiencia en la emergencia es también y por sobre todo local, territorial, autónoma y popular.
Es esta la que generará los condicionamientos necesarios para retejer el tejido social, cultural, de cuidados y de vida en los territorios afectados.
La situación que enfrentamos no tiene precedentes, y en este contexto de caos nos parece fundamental apelar a los valores de solidaridad y de respeto de los valores democráticos. La extrema derecha está aprovechando de esta situación para hackear el sistema, construyendo un ecosistema de fake news que promuevan el miedo y el odio hacia la inmigración, hacia nuestro espacio propio de gobernanza y hacia la democracia que tenemos, por imperfecta que sea.
Necesitamos construir y difundir relatos que pongan en valor otros enfoques, otras miradas y recuperen todo lo positivo que la ciudadanía y la democracia estamos construyendo gracias a esta crisis.