In anticipation of the upcoming premiere of the performance called “36 characters”, Sandra Navarro, Spanish actress and choreographer , shares some of her thoughts with CommonsPolis.
Las cintas son el hilo conductor de la nueva obra que presento en Barcelona a mediado de diciembre. Se refieren a grabaciones que hice a mi abuelo. Ellas son las que me vincula a mi abuelo, o sea a mi identidad y que nos enlaza a la historia de la guerra civil, en otras palabras a nuestra Memoria. Una historia paralela, una historia no contada que descubrí poco a poco estudiando el universo pintado por los recuerdos de mi abuelo. También hice entrevistas a algunos miembros de mi familia, ahí comprobé que son las emociones quienes dictan los recuerdos ya que todas las versiones que pude recoger eran diferentes.
Para preparar este espectáculo, tuve que sumergirme en mi historia personal y en la de mi país. Me cuestioné mucho acerca del pasado pero también acerca de la actualidad y pude descubrir otro punto de vista, una parte de la historia que no nos ha sido contada. Por ejemplo, el hecho de que la República haya sido muy represiva hacia los obreros, y que la policía haya matado a muchos anarquistas. Esto no se cuenta. Pero, lo que más me tocó fue el universo de los anarquistas y sus reivindicaciones.
Mi abuelo, Cesáreo Casino fue militante anarquista en la guerra civil. Era antes que nada un hombre de corazón. Campesino, trabajaba la tierra; ardiente defensor de la justicia social me transmitió el respeto hacia diferentes formas de realidad y a ser consecuente con sus pensamientos, sus convicciones.
Decidió partir al Frente joven, sin experiencia militar y lastimosamente no conozco bien cuales fueron sus motivaciones. Pero, hay una anécdota que me encanta; en aquella época, 30 a 40% de la población española era analfabeta, entonces mi abuelo se la pasaba escribiendo cartas para sus compañeros de armas, cartas de amor para mandar a sus novias.
Hice esas grabaciones cassettes hace ya 18 años, en aquel momento sólo las consideraba como una transmisión oral para nuestra familia. Aun no me daba bien cuenta de su valor, que podían contribuir a comprender el pasado y reconstruir la Memoria. Entonces a veces me siento frustrada de no haber podido recoger mas las inquietudes de mi abuelo.
El movimiento anarquista era profundamente libertario, era casi una filosofía de vida. Se trataba de reestructurar completamente la sociedad desde el individuo, de pensar las colectividades, de colectivizar la tierra. Muchos eran vegetarianos, en contra de la explotación animal, y también profundamente antibélicos. En aquella época, muchos proyectos autogestionados se gestaban en Aragón, Cataluña y varias otras regiones de España. Los anarquistas libertarios hasta devolvían las fábricas con superhabit a sus dueños porque demostraban que los obreros organizándose no necesitan de un patrón que los explote. Su frase emblemática era “luchamos no para el pueblo sino con el pueblo.” Ahí está toda la diferencia…
Eran más cercanos a una verdadera revolución que a una guerra. Y eso no interesaba, los vencedores prefirieron esconderlo.
Hoy, la visión anarquista libertaria regresa con fuerza con la subida del municipalismo. La historia se repite de una cierta forma, por eso es importante contarle desde otra perspectiva, para aprender de los errores del pasado y construir un futuro más justo. No recaer en los errores de la pasión por ejemplo.
Debemos resignificar, por eso estoy tan comprometida con las palabras y que en esta obra juego con ellas. Sumergirnos en nuestro pasado, nos permite comprender quienes somos y nos da pistas para mejorar.
Frente al desafío climático y al colapso social actual, pienso que el artista debe tener un rol clave y transformador. Es delicado ya que muchos artistas aun están amarrados al mercado, a sus exigencias o están encerrados en su propio mundo.
Pero, esto va cambiado de a poco, hay un despertar de las conciencias, y los artistas empiezan a abrirse, a darse cuenta de lo que pasa a sus alrededores, a conectarse a redes, a otros artistas y a compartir. Pequeños espacios autogestionados van creciendo y proponen trabajar desde lo colectivo, de manera interdisciplinaria con proyectos más híbridos.
El arte y la cultura deben contribuir a esta toma de conciencia, a esta expansión.
En este sentido me inspira la frase que dijo un jornalero andaluz “en mi hambre mando yo” en el sentido en que en estos momentos me interesa más mi independencia como artista que el entrar en un circuito en el mercado cultural.
Durante el proceso de creación de “36 caracteres” me inspiró mucho la reflexión de Durruti “nosotros luchamos no para el pueblo sino con el pueblo.” La entrevista que leí de él me motiva mucho ya que cuenta que no tiene miedo de recuperar un mundo en ruinas después de la lucha. Y explica que los obreros viven en ruinas, hacen funcionar las máquinas, sacan el carbon, ¡construyen! Entonces ¿cómo no podemos construir un mundo nuevo desde las ruinas, sobretodo si lo llevamos ya en el corazón?
Entonces si, creo que ya es hora que la historia sea contada también por los vencidos, para que todo sea un poco más justo.
Sandra Navarro | https://merakiproduccion.wixsite.com/sandrachoreo
36 CARACTERES, del 14 al 16 de diciembre 2018 en el Antic Teatre de Barcelona :
http://www.good2b.es/event-post/36-caracteres-sandra-navarro/