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El municipalismo como fuerza política trans-europea en fortalecimiento
Elisabeth Dau | CommonsPolis y Movimiento Utopia, Junio 2019
“David contra Goliat”
Estamos al segundo día del encuentro “Fearless Cities” (Ciudades sin miedo) de Belgrado (7 al 9 de junio 2019), acogido por la plataforma ciudadana Ne Davino Beograd[1], cuando visitamos la Dirección del proyecto “Waterfront”[2] cuyos afiches lo promueven por toda la ciudad. Allí, descubrimos una enorme maqueta interactiva representando ese proyecto colosal de más de diez años de construcción a orillas del Danubio. Están representados un paseo apacible a orillas del río, terrazas de restaurantes y cafés llenas de personas admirando los botes que navegan tranquilamente mientras que detrás de ellas se rige la desmesura de un complejo inmobiliario y comercial flamante. El centro neurálgico es un gigantesco mall donde rivalizan las grandes marcas de moda internacional y la pretensión del lujo.
Casi 3.5 mil millones de euros invertidos para construir un complejo de 600 apartamentos, 7 hoteles, 200 oficinas, 2 torres inmensas y el centro comercial más grande de Europa del Sur Este, completado por otras infraestructuras urbanas con una extensión de miles de kilómetros cuadrados, con carriles para automóviles para alimentar éste mega flujo de consumo. Un orgullo para los promotores, el gobierno serbio y los inversores internacionales que apoyan a la iniciativa. Un desastre para las poblaciones que están desalojadas en beneficio de una élite financiera e internacional que confiscará, mediante la privatización y la especulación de esta zona urbana, el acceso a las orillas del Danubio, pisoteando la trasparencia, justicia, ecología, patrimonio histórico… democracia.
Se constituyó la plataforma ciudadana Ne Davino Beograd en torno a la defensa de esos principios y valores en esos últimos años para enfrentar la aberración de semejante proyecto. Por sus acciones pacíficas de desobediencia civil, de solicitudes de documentos legales, de protestas en las calles de Belgrado reuniendo hasta 20 000 personas, Ne Davino Beograd se convirtió en una fuerza social y política que señala las irregularidades de un sistema político-económico y sensibiliza la población a llevar un rol activo en la definición de políticas urbanas en beneficio de todos y no de una minoría.
“Fearless Cities”
Esta lucha urbana no deja de recordar a otras luchas parecidas, como se han podido enfrentar ciudades hermanas, “ciudades sin miedo” como Barcelona en España, Lisboa en Portugal, Portland y Nueva York en Estados Unidos, Zagreb en Croacia, París y Grenoble en Francia, etc. Expulsiones de familias a favor de la especulación inmobiliaria, privatización del espacio público, turismo de masa, gentrificación, evasión fiscal, corrupción, grandes proyectos inútiles o ecocidarios, etc. tantos males que son el cuotidiano de las metrópolis. Aquellas mismas que son los tristes testigos de que lo inmobiliario sigue siendo para el neoliberalismo, la palanca de especulación por la cual obtener la mayor margen de beneficios.[3] Pero, ¿qué incidencia para la vida de la gente, qué brecha de desigualdades, qué injusticias, etc.?
Durante el primer Fearless Cities de Barcelona en 2017, se había recordado de que las personas se encuentran afectadas personalmente, individualmente por tales decisiones, sintiendo vergüenza por ya no tener un techo o medios para vivir en el casco urbano. Por lo tanto, esas luchas a favor del derecho a la vivienda, del derecho a la ciudad, a la trasparencia, a la justicia social y el enfoque municipalista “permiten politizar esta esfera aparentemente domestica y privada de la vivienda, revelando la naturaleza colectiva del problema. Cuando hacemos éste salto conceptual entre lo individual y lo común, nuestros barrios se convierten en primera línea de batalla entra la gente ordinaria y el capital global, el espacio en el cual podemos empezar a contra-atacar, juntos, en defensa del derecho a la vivienda y del derecho a la ciudad.”[4]
Un movimiento internacional y trans-local
Durante éste quinto encuentro de los Fearless Cities en Belgrado se han reunido más de 300 personas viniendo de unos veinte países de Europa para compartir esperanzas, dudas, análisis, estrategias y experiencias de un movimiento municipalista que se fortalece decididamente en su dimensión trans-local. El movimiento municipalista se diferencia efectivamente por su enraizamiento local no “localista”, es decir abierto al mundo. Proyecta sus respuestas en una construcción de redes de ciudades y pueblos, articulando proximidad con globalidad (en vez de oponerlas) en torno a valores compartidos como la solidaridad y la hospitalidad, que caracterizan además los Fearless Cities.
Inmediatamente después de las elecciones europeas, buscamos comprender mejor el contexto político en el cual evoluciona el movimiento. La parte occidental del continente parece hacerse cargo más de la cuestión ecológica y de su representación política, allí donde más al este, se hacen cargo de la lucha contra la corrupción como consecuencia de una geografía caracterizada sucesivamente por el comunismo, luego el autoritarismo ahora emparejado al ultra-neoliberalismo salvaje. La amenaza de los partidos políticos de extrema derecha constituye un triste denominador común del Oeste al Este del continente. Más que nunca, las situaciones políticas nacionales y europeas, la reducción de su campo político al enfrentamiento entre populismo y neoliberalismo, abren el campo al surgimiento, por las ciudades y los pueblos de movimientos y reivindicaciones ciudadanas a favor de otro “horizonte” de valores y democracia radical.
En los países huéspedes de los Balcanes, conservatismo, nacionalismo y liberalismo dominan ampliamente la clase política y las orientaciones en términos de políticas públicas. Entonces es en la calle, gracias a un militantismo pacífico, de protesta y de concientización que los movimientos sociales dedican toda su energía. Para algunas personas, se trata de la lucha de una vida, que no deja ni un minuto de respiro, ni da suficiente cabida a la vida personal. En frente, presiones, detenciones arbitrarias, intimidaciones y a veces amenazas o violencias físicas para que reine el miedo. Las salidas políticas son pocas pero ciudades están “ganadas” por esos mismos movimientos sociales y permiten experimentar otras formas de hacer política, otras orientaciones en términos de políticas públicas. Se trata tanto de la lucha contra el cierre de escuelas en ciudades periféricas en Kosovo como de la protección de espacios verdes, ríos y la lucha contra la contaminación del aire en Bosnia Herzegovina o en Polonia, o comprometerse en contra de las privatizaciones o a favor de la labor de las organizaciones de mujeres en Zagreb.
Este encuentro estaba organizado justo después de los resultados electorales municipales en España, un punto sobre la situación política española era necesario. La península ibérica que hasta ahora era la bandera del municipalismo en Europa sale de un periodo electoral donde las representaciones políticas a niveles europeos, nacionales, regionales y municipales han sido removidas. El debate sobre las evaluaciones locales de las municipalidades del cambio fue desviado por una parte, por la violencia de la cuestión independentista en Catalunya y por otra parte, por la prevalencia de la política nacional en el debate electoral local. Por otra parte, el debilitamiento de Podemos y sus divisiones con las coaliciones políticas municipalistas contribuyeron a la dispersión del espectro político de la izquierda, actuando probablemente a favor del regreso a un bipartismo más tradicional que ha permitido la victoria del PSOE, la derrota de las municipalidades “rebeldes” (a pesar de sus resultados muy honorables) y abrió el campo a los extremismos de derecha. Al lado de Cádiz y de la fuerte personalidad de su alcalde “Kichi”, sólo la ciudad de Barcelona podrá finalmente prolongar de cuatro años su legislatura en torno a la figura carismática de Ada Colau gracias al improbable apoyo sin condiciones de Manuel Valls.
En Italia, salimos también de cuatro años de numerosas elecciones sucesivas que ayudaron a la derecha, como consecuencia entre otra de una mala elección de alianza del Movimiento 5 Estrellas con el partido de extrema derecha la Liga. Al nivel local, como en Nápoles, son personalidades políticas (“animales políticos”) que captaron los votos a favor de un proyecto sobre todo personal, que no reúne las condiciones para una construcción colectiva, más abierta a la participación del movimiento social. En Italia aún, en Messina, luego de haber gobernado durante cinco años sin ser renovado en una nueva legislatura, la oposición se hace ahora principalmente desde la calle, con un municipalismo más allá del municipio y que nunca fue tan activo.
En Budapest, se tendrá que esperar los siguientes resultados electorales de octubre 2019, en un contexto donde la Constitución y la ley electoral han sido cambiadas por una hazaña nacional de Viktor Orban, donde la derecha es predominante y el partido de los Verdes parece ser el partido que pueda constituir una fuerza política en oposición a pesar de su reciente derrota en las elecciones europeas.
En Francia, la cuestión política se encierra alrededor de un nuevo bipartismo entre los liberales de LREM y la extrema derecha del Rassemblement National. El avance de los ecologistas (EELV) en las elecciones europeas, bajo el impulso de un voto más joven luego de manifestaciones para el clima, parece reabrir una mínima esperanza de alternativa. En lo local, las elecciones municipales (Marzo 2020) se preparan. Así, contamos más de 200 listas participativas que se han formado en los seis últimos años para preparar, en algunos casos, una candidatura para 2020 y presentar, luego de Saillans o de Grenoble, inspiradas también por Kingersheim o Loos-en-Gohelle, la ambición de una cierta radicalidad democrática al nivel local. La función pública local se presenta como una verdadera fuerza de innovación y como un aliado posible de la democracia radical al nivel local. Sin embargo, la multiplicidad de los sectores institucionales, la trasferencia de competencias y de recursos locales a la escala intercomunal (agrupación de municipios) así como el vacío democrático que lo acompaña, presentan un obstáculo grande para éste municipalismo emergente en Francia, en un clima de fuerte desconfianza y expectativas de cambio, particularmente después de las movilizaciones de los Gilets Jaunes (chalecos amarillos).
Al nivel europeo, el movimiento municipalista teje relaciones cada vez más estrechas entre activistas y entre países, gracias por ejemplo a los eventos Fearless Cities iniciados en 2017 por la plataforma ciudadana Barcelona en Comú. Esos encuentros internacionales se convierten ahora en un “común”, un espacio internacional de fortalecimiento de una red que exige abrirse y consolidarse. Permiten vincular contextos locales y geografías regionales con una dimensión internacional de interdependencias. Desarrollar éste espacio en torno a la formación de igual a igual permitiría también centrarlo de forma más operacional hacia la resolución de problemas compartidos por plataformas ciudadanas y actores sociales que trabajan para “más y mejor” democracia radical así como para una mejor calidad de vida para las poblaciones. El vivero de experiencias y de conocimientos especializados de la red internacional municipalista lo permite, incluido por parte de ciudadanos ordinarios que contribuyen localmente a esas dinámicas. Garantizar la apertura y el potencial de contribución de la diversidad de actores del municipalismo es también un enfoque de los Fearless Cities. Reafirmarlo permite inscribirse en contra de un riesgo de profesionalización, de elitización, de confiscación por el peritaje de éste campo emergente, hasta de puesta en competencia de actores alrededor de un “mercado” del municipalismo, como existen otros entorno a la democracia, a los civic tech, a la formación, etc.
Finalmente, el enfoque de construcción colectiva de espacios políticos europeos, como aquel iniciado en otoño 2018 por participantes de “Municipalize Europe”, podría también inspirar luchas, hasta alegatos comunes a la escala de Europea. Las políticas de hospitalidad (Ciudades refugios) y las orientadas hacia la lucha contra la especulación inmobiliaria[5] o para la preservación de los comunes (remunicipalización de los servicios públicos, de la energía) son ejemplos que demuestran el impacto de las decisiones europeas al nivel municipal. La articulación de las fuerzas municipalistas, desde sus contextos locales y entre ellas a escala europea, constituye sin duda una perspectiva de movilización y de acción colectiva por indagar.
Como lo expresaba muy claramente Mauro Pinto (Massa Critica, Napóles, Italia),
“hoy el problema no puede ser sólo perder las elecciones”, sino de trabajar en el “cómo”: cómo conectar mejor los movimientos sociales con las instituciones locales, cómo no perder energía, cómo luchar contra el populismo, cómo conseguir un espacio en la estrategia política general, como hacer “atractivo” el proyecto municipalista.»
¿Movimiento social y/o político?
La cuestión de la transformación de las plataformas ciudadanas en movimiento, o hasta en partido político, salió reflejando muy bien el reto del posicionamiento del movimiento municipalista en su conjunto. Como nos recomendó Mauro, el foco del municipalismo no puede quedarse solamente en las elecciones. Este movimiento es tanto social como político. Se basa precisamente sobre esta capacidad de intermediación, de vincular esos dos mundos, sacar de la sociedad las fuerzas constituyentes de una comunidad política capaz de operar una tensión constructiva sobre la institución pública, con o sin representantes (líderes obedientes) desde lo interior. Las plataformas ciudadanas son espacios que permiten visibilizar ideas, construir redes, compartir información recordaron los debates. Son el lugar de gestión del conflicto, de construcción de horizontes compartidos. Nuestras movilizaciones exigen creatividad, nos han recordado las plataformas ciudadanas de los Balcanes. Exigen renovar siempre nuestros modos de acción pacíficos, para interpelar a los moradores del cuotidiano, interesarles. Esto pasa por el nivel político, pero también intentando incluir a la gente ordinaria en esas movilizaciones o a través de la implicación de mujeres y la consideración de los movimientos que trabajan igualdad de género. Esto pasa también por las redes sociales y la producción de videos cortos y visualmente atractivos.
Considerar una forma partidaria no constituye de ninguna forma un requisito. Para algunos, la mutación de movimiento social a movimiento político es un rechazo mientras que para otros se trata de un debate aún no resuelto. En otras configuraciones, más pragmáticas, la oportunidad y las ganas de ser portavoces de esas aspiraciones a través de una candidatura electoral han generado esta mutación más abiertamente política. Así describe Radomir Lazovic el movimiento serba Ne Davino Beograd:
“Pensamos que no debemos empezar construyendo un partido político sino atrayendo a la gente por lo que les motiva en sus vidas cuotidianas.”
Esta precaución relativa a la única finalidad de partido político proviene también de la experiencia de algunos cuyos compromisos colectivos han sido recuperados por egos y estrategias personales políticas de partidos de centro-izquierda-liberales. “El partido tiene que ser considerado como una herramienta para llevar a cabo nuestros principios e ideas, pero no es la única herramienta”, nos recuerda Radomir, “nuestro papel es de ayudar a la gente a comprometerse”. Ana Méndez De Andés (M129, Madrid) por su parte, remite a la experiencia política vivida en América latina, destacando que “gobernar no significa tener el poder”.
Iva Ivšić (Zagreb je naš)[6] añade luego que el militantismo político es “una batalla de largo plazo desde el campo”. Finalmente, Daniel Cruz (Barcelona en Comú) apoya esta perspectiva de largo plazo del enfoque municipalista y menciona el lema de Ada Colau tan evocador : “Necesitamos un pie en la institución y miles afuera”.
¿El cambio sigue siendo posible desde la institución?
Un cambio dentro de la institución sigue siendo posible? ¿Se deben organizar fuerzas, movilizar energías para logarlo? Saliendo de las experiencias locales y de los resultados de elecciones europeas, regionales y municipales en varios países del continente, estas cuestiones marcaron con fuerza a las discusiones.
Desde el punto de vista de los que pudieron gobernar dentro de las municipalidades, particularmente desde la oposición, un cierto desánimo prevale : a pesar del increíble trabajo de algunos electos, no hay globalmente ningún cambio en la visión y las políticas públicas emprendidas. Incluso, el neoconservatismo liberal recurre a las contribuciones de los ciudadanos, en beneficio únicamente de las elites e imponiendo políticas de austeridad económica a todos los demás.
En Zagreb, Iva evoca en varios puntos la experiencia como electos de la oposición y cómo tuvieron que enfrentar a la institución:
“No sabíamos como funcionaba la institución, como funcionaba el sistema, donde era el lugar de los concejales municipales, lo que podíamos hacer desde y a través de la institución. Teníamos la sensación de que el sistema sólo es una pantalla para mantener al poder las mismas personas. Tuvimos que informar a las personas para que comprendan como funcionaba el sistema. Luego, decidimos crear una plataforma al nivel nacional pero las elecciones anteriores no permitieron la elección de parlamentarios.”
Si los resultados son pocos visibles en cuanto a políticas públicas – lo que es por ejemplo distinto a la situación de las ciudades del cambio españolas durante la última legislatura municipal (Ver Atlas del Cambio) – una transformación y otros resultados se pueden observar en la esfera social. Iva señala así que “todo el trabajo que hicimos con distintas organizaciones (de mujeres, contra la privatización, etc.) y en la asamblea municipal abrió un espacio a la gente para que pueda darse cuenta de que tenía otra opción.” ¡Y éste resultado es fundamental!
Demuestra precisamente la capacidad transformadora a la cual puede contribuir de manera positiva el municipalismo. Tomar consciencia de que una alternativa política es posible, representa la transformación política y social mayor de las próximas décadas. Que la gente ordinaria vuelva a creer en su propia capacidad a contribuir en las decisiones, orientaciones de sus ciudades y pueblos, en su futuro, sus vidas, es la mayor conquista política de la era política, económica, ecológica y democrática en la cual nos encontramos. Se trata de un cambio de imaginarios profundo, de un punto de encuentro en las creencias colectivas, en la cultura y la práctica de la radicalidad democrática como raíz de nuestro vivir junto y de nuestra capacidad para responder colectivamente a los retos contemporáneos.
Renovar las mentalidades y los imaginarios, “descolonizar los espíritus” individualmente y colectivamente fue el propósito central del debate dedicado a la feminización de la política, llevado a cabo por Ángela María Osorio Méndez (Asilo – Nápoles, Italia). Esta atención es transversal ya que impacta nuestros modos de hacer, de manera más cooperativa, redistribuyendo las responsabilidades, promoviendo la diversidad, cuidando a nuestros “compañeros”, expresándonos, admitiendo que podemos cometer errores, nos hizo recordar Laura Roth (Barcelona) y Jelena Miloš (Zagreb je naš). Reconoce una responsabilidad compartida que no sólo compete a las mujeres sino corresponde igualmente a los varones. Se trata de un cambio de cultura de organización. Como el derecho a la vivienda, el derecho a la ciudad o la exigencia de una democracia radical, la cuestión de la feminización de la política pone en la agenda todas esas preocupaciones y maneras de hacer, les hace pasar del espacio individual al espacio político en común.
El cambio supera entonces los únicos resultados producidos en términos de transformación institucional y de políticas públicas. Es sensible, difuso, inmaterial, simbólico y cultural. Es en éste sentido que detiene un potencial de transformación más sistémico. A la pregunta “¿Qué es lo que distingue hoy las políticas llevadas a cabo por las fuerzas políticas tradicionales socio demócratas de las políticas llevadas a cabo por los municipalistas?”, Ana Méndez de Andés propone la siguiente respuesta “es tener un horizonte”. Después del Fearless Cities de Belgrado y a la espera del siguiente, en Francia, en otoño, es éste horizonte de compromiso, de método, de valores, de esperanza y de posibilidades que los actores del municipalismo se empeñan en hacer vivir desde sus municipios y, juntos, en los vínculos trans-locales en Europa y al internacional.
[1] No davino Beograd: «No dejemos Belgrado hundirse»
[2]Belgrade Waterfront : https://www.belgradewaterfront.com/en/
[3] Le nouvel empire des villes : quand les métropoles façonnent le monde, France Culture
[4] Vivienda, gentrification y turismo, Paula Marqués, Chloe Eudaly et Vanessa Valino, dans Ciudades sin Miedo. Guia del movimiento municipalista global, Editions Icaria editorial, Mai 2018
[5] Ten cities ask EU for help to fight to stop Airbnb expansion
[6] Zagreb je nas: «Zagreb is ours»